domingo, 6 de mayo de 2012

En la 311, como siempre

Frente la puerta giratoria del Hotel Señorial me encuentro ahora mismo, un escalofrío me recorre de arriba a abajo y pienso que algo será diferente esta vez.

    Mis noches con Mike se han prolongado durante un año, pero no somos una pareja convencional, solo unos amigos con derechos, o amigos que mantienen relaciones esporádicamente, como quieras decirlo.
   No importa, Mike siempre se marcha de madrugada y se despide mí con un beso en la mejilla y aprovechando que yo duermo, sale de la 311.
 
   En realidad, con Mike a mi lado nunca concilio el sueño, solo lo aparento
   Cierro fuerte los ojos hasta imaginar un mundo donde amanecemos juntos, con cara de locos y fumamos el primer cigarrillo del día y no el último de la noche.
Me acurruco a su lado, me aprieto contra su pecho y aspiro su aroma: Una mezcla de tabaco y primavera; de lluvia y sol; de barro y olas del mar... huele a todo lo que amo y a todo lo que odio.

   Mis ensoñaciones terminan a las cinco de la mañana cuando despacio se levanta de mi lado, me cubre con las sábanas de la cama y cierra la puerta.

Llevo demasiado tiempo guardando las lágrimas y el dolor que me provoca su marcha pero no puedo pedirle más.
Lo nuestro es pura química.
Unos cuantos polvos y como si nada.
En público solo somos amigos y si hablamos del tema, él no le da demasiada importancia.
No decir nunca te quiero y saber cuando parar esta locura son las condiciones, dejarlo cuando quisiéramos era otra de ellas.
Al fin y al cabo, los límites somos nosotros mismos.
    Pero yo no he podido dejarlo a tiempo, me he enamorado de mi follamigo.
      Me he enganchado a él, a nuestras noches de follar en el cosmos, al igual que el yonki se engancha a la heroína.


Sigo delante de la puerta giratoria del Hotel Señorial, me decido a entrar.
En el ascensor me arrepiento y una vez delante de la 311 deseo que Mike no haya aparecido hoy.
Abro de golpe la puerta y con estupefacción veo a Mike con un ramo de flores en la mano
<Estoy perdida> pienso.

Mike me mira fijamente a los ojos y me pierdo en su profundidad.
-¿Estás bien? Tienes mala cara- Dice a la vez que me da un abrazo.
+Te echaré de menos mañana- Susurro en su oído.
No me pide más explicaciones y me besa, como nadie lo hace.
El mundo desaparece y siento que floto en la inmensidad del Universo y que nada podría ser más perfecto.
<Todo saldrá bien> intento convencerme.

Una vez más estamos en la cama, desnudos después de uno de los viajes por el Cosmos más fascinantes de toda mi vida.
Intento congelar ese momento, creyendo que será el último.
Me acurruco en su pecho, aspiro su aroma, beso sus labios, juego con su pelo y digo
+Te quiero, Mike.

Su expresión cambia completamente, horrorizado me mira salta de la cama y busca su ropa por la habitación y empieza a gritar.
-¡¿Qué... qué dices?!
+Que te quier...
-¡No lo repitas!. Joder, Rose, joder, lo has estropeado todo. Teníamos un trato.

Rompo a llorar, supongo que no puedo hacer otra cosa en este momento y le grito
+¡A la mierda el trato, Mike, a la mierda todo!
Estoy enamorada de ti, siempre lo he estado.
¡¿Realmente esto lo estropea todo?! ¿Lo cambia todo?

Con un zapato en la mano y la camisa desabrochada sale de la habitación, cerrando de un portazo.
Apoyada en la puerta me dejo caer hasta el suelo mientras grito, con un hilo de voz su nombre, una y otra vez, una y otra vez.

Teníamos un trato, teníamos un trato...
No se puede negociar con los sentimientos, Mike.