lunes, 22 de agosto de 2011

O todo o nada

Fuera llovía, más que nunca, parecía una metáfora de lo que allí estaba sucediendo, pero ellos no podían escucharlo, sus gritos y llantos eran más fuertes que los propios truenos.
-¡Fuera!- Gritaba él, mientras señalaba la puerta del apartamento.
No era la primara vez que discutían, eran muchos años ya de relación, y discutir es muy normal en las parejas... pero aquella era diferente, esa vez los dos sabían que sería la definitiva: O para siempre o nunca más. 
Cogió su bolso y un par de cosas y salió llorando por esa puerta sabiendo que quizá sería para siempre.
Se marchó, no sabía donde iría, pero no podía volver y arrastrarse, al fin y al cabo no tenía la culpa.
Detrás de la puerta él veía como se alejaba, con el miedo de que fuera para siempre.
Caminaba calle abajo sin rumbo, a donde sus pensamientos la llevaran. Cerró los ojos. Lloró. 
Entró en un parque, el parque donde 10 años antes lo había conocido, se sentó en un banco y sí, a pesar de los años, allí seguían las 2 iniciales y la fecha, junto a un corazón.
Cerró los ojos. Recordó. Te amo, pensó.
Diez años habían transcurrido desde el día que él le robó su primer beso, desde el día que se prometieron cambiarse la vida el uno al otro. Diez años desde que conoció esos ojos que tanto le gustaban. Diez años desde ese primer Te amo cosita.
Lloró de nuevo, estaba completamente destrozada, si le perdía a él, perdería toda su vida; Su mundo empezaba a desmoronarse, otra vez. No entendía que ahora todo se esfumara, así, sin más.
Miró su reloj, habían pasado dos horas desde que salió de allí, estaba empapada y muerta de frío, necesitaba una ducha caliente, como las que él le preparaba los días de lluvia, y una cama. Necesitaba relajarse, descansar y pensar.
Se disponía a salir de allí, cuando detrás de ella oyó unos pasos. Se asustó. Corrió.
-No, espera, no te vayas- Dijo una voz detrás de ella.
No se giró, pero sabía perfectamente quién era
-¿Para qué quedarme? No tendría ningún sentido.¿Verdad?
-¿Puedes esperar? Creo que deberíamos hablar. Las cosas no pueden quedarse así. Ven a casa, estás empapada.
-No voy a volver a casa, quiero irme, déjame, por favor. No hagas las cosas más difíciles.
-Yo quiero que te quedes.
Eso era lo que lo necesitaba oír, pero no podía volver a caer. No esa vez... ¿O tal vez sí?
Sus sentimientos eran complejos y contradictorios. Deseaba quedarse para siempre con él, pero sabía que no podía hacerlo.
-Lo siento, no lo voy a hacer- Decía mientras se le quebraba la voz. -Te quiero, más bien, te amo, pero no puedo quedarme contigo. Las lágrimas corrían por su cara, las de él también.
Ambos sabían que sería el final.
-Te amo- dijo él también.
Se besaron. Se despidieron. Para siempre.


Meses después, ella estaba viajando por el mundo y él, se había mudado a Argentina.


Un día, cuando ella estaba en Australia, recibió un correo: Argentina es precioso, pero Australia me gusta más. Asómate a la ventana.

viernes, 19 de agosto de 2011

19.08.11

Una vez alguien me preguntó -¿Crees en el amor?, a lo que yo respondí -Pues no, nunca me he enamorado, así que supongo que será otro invento de los publicistas.
Pasaron los meses, y seguí sin encontrar esa chispa que encendiera mi corazón hasta el punto de dolerme, hasta el punto de querer dejarlo todo sólo por eso. Nadie había llenado mi vida hasta el extremo de saber que podría dejarlo todo por ella y nunca me arrepentiría... y no era que no hubiese estado con nadie en todo ese tiempo, si no que simplemente, mi corazón no había estallado...
Durante muchos años mantuve varias relaciones, un poco por aquí, otro poco por allí... y nada. Empecé a preguntarme ¿Y si ya he estado enamorada y no lo he sabido? y una voz en mi cabeza contestaba: El día que te enamores, lo sabrás.
Mi vida continuaba, y me sentía vacía, todo el mundo a mi alrededor compartía su vida con alguien especial y mi corazón, en cambio, seguía quieto, y solo latía para bombear la sangre que necesitaba para vivir... esa persona que acelerara mi pulso cuando la viera se resistía a aparecer y eso provocaba un estado histérico en mi vida... era imposible.
Años después, por fin apareció esa persona. Cada vez que la veía salía de mi cuerpo y flotaba en el aire, mientas respiraba su perfume, ese que no olvidaré nunca.
He de reconocer que estaba convencida de que eso era amor:
Mantuvimos una relación durante algún tiempo, incluso teníamos planes de boda... todo era perfecto; Él me llevaba el desayuno a la cama, me llevaba a cenar a nuestro restaurante favorito por nuestro aniversario...
Se podría decir que éramos felices, pero no estábamos enamorados, ahora me doy cuenta, aquello era pasión, miedo a quedarnos solos, cariño, pero no era amor.
Por eso, rompimos, al principio me vine abajo, pensé que mi vida acababa ahí, y que nunca más tendría a nadie... hasta que descubrí lo que era amor verdadero:
Amor verdadero es pasar toda una vida juntos y no aburrirte nunca de esa persona; es seguir acabando sus frases a pesar del tiempo y la edad; es levantarte todos los días, al lado de esa persona, mirarla a los ojos y poder ver que brillan como el primer día; Amar de verdad es cuando tu mayor temor es que por una estúpida y horrible enfermedad puedas olvidar a esa persona.
Cuando aprendí eso, deje de tener miedo a quedarme sola, y no encontrar a esa persona nunca, la idea de que, algún día aparecerá y será para siempre volvió a mi cabeza.
# Una vez alguien me preguntó -¿Crees en el amor?, a lo que yo respondí -Pues no, nunca me he enamorado, así que supongo que será otro invento de los publicistas, y tú ¿Sabes lo que es el amor? #

miércoles, 17 de agosto de 2011

17.08.11

# Creí en ti, incluso más de lo que podía llegar a creer en mi... pero está visto que tarde o temprano, alguien, siempre, te acabará defraudando.
Al principio me costó asimilarlo, pensé:
-¿En serio me estás diciendo esto a mi? Me costaba asimilar que fueses tú quien dijera esas palabras, después de todo la molesta debería haber sido yo, ¿no? Luego recapacité: -No puedo obligarte a nada. Y ahí terminó todo #